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OFICIOS DEL MAULE EN PELIGRO DE EXTINCIÓN.

Desde los albores de la Patria, surgieron y se desarrollaron actividades que caracterizaron a distintas figuras del Pueblo, quienes ofrecían sus productos como una forma de vida y de sustento. Así, surgieron desde el Lechero, el Heladero, el Carbonero, el Zapatero hasta los actuales Lustrabotas, Vendedores de escobas entre muchas otras labores propias del Pueblo Maulino, que con sus variadas zonas, climas y geografías, presentan estas diversas actividades a la vez que una curiosa gama de tipo laboral.
Ya sea tanto en la costa, el valle y la montaña nos encontramos con pintorescos personajes populares que con sencillez, humildad, calidez y honrradez ejercen un Oficio con inminente riesgo de desaparecer, que el libre mercado se encarga de amenazarlos día a día.
Son personas que con su estampa se caracterizan y pueden estar determinadas por sus actividades que realizan, sus vestimentas que ocupan y su típica picardía y buen humor.
La gama de Oficios en la actualidad es inmensa y variada, encontrando el esfuerzo humano para realizar cualquier ocupación no tan habitual para el normal de la gente, sacrificios para poder llevar algo de dinero para parar la olla en casa.
Este Proyecto rescata esas historias simples de cariño familiar y ese afán de apego por mantenerse vivo en la vida, lucharle a la vida diariamente.
Las Pinturas se donaron en su totalidad al Museo de Arte y Artesanía de Linares, dejando testimonios de vida para las futuras generaciones, que sirva de apoyo y contribuya a la Identidad, Tradición y Raiz de nustra Región del Maule, para que los pintorescos personajes populares sigan recorriendo las viejas calles de la Ciudad y los polvorientos caminos del Campo.




AUSPICIA ESTE PROYECTO DE PINTURAS:

FONDART 2003

EL CARBONERO.

Los caminos son testigos del pasar de la carreta con la yunta de bueyes, tirando lentamente la carga del negro Carbón a su destino.
El Carbonero va rumiando su cansancio, su soledad, la injusticia de su vida. Hombres tremendamente esforzados que viven en lugares inhóspitos de la montaña, y bajan en invierno a los pueblos y ciudades a vender su oscura carga, dejando a su familia solos por varios días. Y no regresa a su casa hasta haber vendido todo.
El Carbonero con su carreta y su yunta de bueyes son sinónimos de montañas, valles y mares de nuestra zona.

EL LECHERO.

"La Leeeeeeeeeeche", se grita en la casa cuando el caballo detiene su andar y El Lechero hace sonar su silbido del pito anunciando que el litro de leche fresca a llegado.
Con su fiel ayudante recorre las calles, casa por casa, ofreciendo sus productos lácteos.
Antiguamente se bromeaba antre amigos anécdotas donde el amante de sus esposas era el Lechero, una especie irresistible de potro-lácteo para las mujeres, implicando un cierto riesgo para el matrimonio. La idea que la mujer engañe a su marido con el Lechero, va desapareciendo como ellos, ahora uno compra leche larga vida semi-descremada en cajas, y puede tenerlas arrumbadas en la despensa por meses.
Se puede ahora sospechar del repartidor del supermercado o del cajero.

EL CANTOR CALLEJERO.

Cantor Popular no de popularidad, sino, por que pertenece a la clase trabajadora de la Cultura Callejera, teniendo en sus manos la responsabilidad de su talento dando rienda suelta a su voz y haciendo sonar su guitarra, interpretando un repertorio de canciones conocidas por toda la gente, clásicos románticos cebollas como Sandro, Leonardo Favio, Camilo Sesto, Zalo Reyes o unas Cuecas Choras, y si le piden, las populares rancheras.
Cantor callejero que delira con la música y alimenta su propia ansiedad de conocimiento que sólo se le corresponde con una solidaria y solitaria moneda de los escucha-transeúntes.

EL REPARTIDOR DE GAS.

El Repartidor de Gas envasado licuado y en cilindros , anuncia su pasar por las calles heladas del invierno maulino de la Ciudad, ruidosamente, golpeando los cilindros de gas con un fierro para que su sonido sea metálico (tatán tatán tatán) y característico para la gente que necesite comprar un cilindro a las puertas de su casa.
Quienas reparten el gas a domicilio, tiene la experiencia necesaria para dejar los balones de gas en condiciones de operar correctamente.

EL LUSTRABOTAS.

Profundo conocedor del acontecer político, social, farandulero, deportivo, un informador de cuanta cosa que se le pregunte. A pesar del ruido y del caminar acelerado de los transeúntes, instala su "oficina" con toda tranquilidad. Todos sus utensilios ya están perfectamente alineados sobre la acera. Sentado espera a su primer cliente de la manaña. Es después de un día lluvioso, cuando logra su mayor utilidad. Los clientes llegan con los zapatos manchados por esquivar las pozas de agua.
Aparece su primer cliente, el Lustrabotas le ofrece el Diario Popular La Cuarta, el de la niña en la portada, y comienza su ritual, sacando el polvo para bañarlos con líquido dependiendo del color, y sin escatimar betúm restriega todo, para después, con movimientos circulares hacerlo relucir con una escobilla. Finalmente observa su labor y cuando se siente satisfecho le da el último toque, frotándolo fuertemente con un paño de algodón y el trabajo finalizó.

EL ZAPATERO REMENDÓN.

En más de alguna ocación todos hemos tenido algún par de zapatos regalones, que por tanto usarlos se nos han roto, descocido o simplemente se ha salido o gastado una tapilla.
En aquellos momentos recurrimos al Zapatero más cercano.
Un Zapatero es una persona, generalmente hombre, que tiene por oficio componer o reparar zapatos. Trabaja en forma independiente y generalmente aprende su rubro de un pariente o amigo, que tiene la paciencia y el agrado de traspasarle sus conocimientos y secretos.
Es muy común encontrar por lo menos uno en cada barrio. El tipo de calzado que repara el Zapatero puede ser de niño o niña, hombre o mujer, de invierno o verano, cerrado o abierto, botas o botines, chalas o zapatillas. Los trabajos más frecuentes que realiza son: cambio de tapilla, cambio o reparación de media suela, cambio de suela entera, teñido de zapatos, cambio de taco, reparación de zapatillas, pegarlas, coserlas o parcharlas, costura de calzado, mochilas y carteras.

LA VERDULERA.

La Vendedora de Verduras siempre son Damas honorables, bellas, medias entraditas en carne, que ofrecen sus productos sobre todo a mujeres que desean conservar la línea.
Siempre con verduras de la estación, productos de primera selección.
El marido es el agricultor que cultiva las verduras y su señora sale a vender lo cosechado en pleno centro de la Ciudad. Teniendo la ventaja que las ferias libres se encuentran a las periferia de la Ciudad.

EL FRUTERO.

Transportando cuadra por cuadra su mercadería en un carro tirado por él mismo, ofreciendo sus productos a todo pulmón, esperando que como sus frutas, su oficio pueda madurar. El Frutero va cambiando su pregón en relación con los productos estacionales, pero que siempre mantiene vivo y fresco su puesto ambulante en espera de sus caseritas, que por las dudas que puedan tener, el Frutero siempre anda con dos balanzas para pesar lo vendido y para que el criente quede conforme.

LA MODISTA.

Siempre rodeada de gatos, está la sencilla señora sentada con huinchas a la mano para medir cualquier cosa que sea necesaria.
La modista va siguiendo una tradición familiar transmitida de generación en generación. Ocupando una antigua máquina de coser del año de la cocoa, trabaja concentrada para no equivocarse, ni pincharse.
Ella metida en su trabajo sin imaginar que su gatito regalón está jugando con la lana y dejando todo desordenado abajo de la máquina de coser.

EL VENDEDOR DE ESCOBAS, SECADORES DE ROPA Y CANASTOS.

El sonido característico se pronuncia en el manifiesto grito callejero anunciando su mercadería: ¡escoooooooooooooooooooobas!, ¡canaaaaaaaaaaaaaaaaaaaastos!, ¡secadoooooooooooooooooooores!, se le escucha decir al vendedor por las calles del barrio (estrategia de sobrevivencia). Se delata desde varias cuadras la presencia de uno de los personajes que se resiste a abandonar la galería de la Leyenda Popular Maulina, que con paso regular recorre periódicamente las poblaciones, ofreciendo sus sigulares serviciós básicos para el hogar.
Se asoman las caseras por las ventanas y lo ven pasar con su carga de escobas para el aseo mañanero, canastos para organizar la cocina y secadores de ropa para colocarlo en el brasero. Él mira y sonrríe con tristeza, ha caminado varios kilómetros voceando sus productos. Esta cansado, aunque lacarga es pesada, su destino es continuar poniéndole el hombro, la cosa es vender para llevar plata a la casa.

EL FLETERO Y SU TRICICLO.

Un rubro de servicio para la comunidad, encargado del traslado de toda carga en general con su fiel herramienta de trabajo, su triciclo cuidadosamente adornado.
Generalmente son personajes maduros que sin la posibilidad de otro trabajo se ubican en lugares específicos de la ciudad que requieran de sus servicios.
Siempre acompañados por sus perros callejeros (Quiltrus Chilenus Authenticus), sus fieles amigos que mutuamente se hacen compañía para pasar el día.
Esperan a un cliente en las afueras de los supermercados, para llevar el pedido del mes al taxi, la micro o las casa. También los vemos afuera de las ferreterías para transportar materiales de la construción. Al lado de los terminales de buses para llevar las maletas cargadas de regalos para los parientes. Y también los vemos en las Ferias Libres para llevar las frutas y verduras frescas de las caseritas para el consumo de la semana.
Todo este esforzado y enérgico oficio por las monedas que decida el cliente.

LA PROSTITUTA.

Mujeres que se identifican con la soledad, el desprecio. La mayoría abandonadas por sus parejas, quedando completamente desamparadas y con hijos que alimentar. Sin dinero llegan a caer, sin darse cuenta, en lo grotesco del oficio de la Prostitución, ejerciendolos en clubes nocturnos de mala reputación, o paradas en esqinas estrategicas, dejando a sus hijos al cuidado de su abuela u otra persona de confianza.
Y tras ese largo recorrido de promesasde quienes la metieron en esto, se sentirán engañadas, utilizadas, abusadas y defraudadas. Nada es como se les había prometido.
Estas mujeres dejaron su vida por temor a la pobreza, dejando los criterios, los sentimientos, ideas y aspiraciones. Y esta sociedad actual se empeña en diferenciarlas, distanciarlas e ignorarlas.Pero son una realidad real.

EL HELADERO.

El Heladero es sinónimo de sol, de verano, de unas calurosas vacaciones en el Valle Maulino. Vendedor incansable que va recorriendo la ciudad montado en su vehiculo con tracción en las dos ruedas, haciendo sonar su toque de cuerno tan tradicional o su campanilla de su fiel bicicleta, avisando su proximidad hacia nosotros. Transportando un una caja de plumavit los típicos chupete helados, los campeones, el cremino, el chocolito, la variada oferta de sabores en vasitos y los loly-pop.
Encontrándolos generalmente en los partidos de futbol de la liga local amaters.
Verdaderos salvadores en días calurosos, cuando el cara de gallo esta fuertón.

LA PELUQUERA.

Si despiertas y al mirarte al espejito te encuentras con la misma cara de siempre, fácil, necesitas urgente cambiar tu look, explorando lo mejor que uno posee y sacarle partido a lo que tiene en frente.
Lo más sencillo a la mano es algún arreglo en el cabello. Acudimos raudos a la Peluquería de la cuadra, con una visión bastante clara en y para nuestra melenita.
Lo primero que se hace al ingresar a la Peluquería, es mirar detenidamente y sutilmente el cabello de la Peluquera, por una cuestión lógica: si ella no es capaz de mantener su pelo bello, menos podrá embellecer el de los demás.
Con un espejo grande al frente de uno, le tratas de explicar lo que andas buscando en tu cabello. Siempre son ejemplos peinados de gente que sale en la tele criolla, en la paupérrima farándula chilena, como pedir un corte a lo Ballero o a lo Pinilla.
Pero el resultado es siempre como a la Peluquera le quede no más. Es lo que ahí, y punto. Pero no se preocupen, el pelo tiene la facultad que crece.

LOS CAMARONEROS.

Bicicleta en mano, salen estos sacrificados hombres de familia, madrugando la mañana, a conseguir los apetecidos camarones. Dirigiéndose a los predios vecinos y a meterse en el barro, la humedad y el frío.
La sacada de camarones se extiende en cada año entre Junio y Agosto. Los más experimentados usan un implemento parecido a un bombín, hecho con latón y que facilita la extracción de los crustáceos (heterocarpus reedi).
Una vez extraidos los camarones, se dirigen y se ubican a orillas de la Carretera 5 sur a ofrecer su mercancía a los automovilistas o camioneros que por allí pasan.
Este año la temporada ha sido bastante buena, debido a que las lluvias no han logrado saturar las tierras. Ese sólo hecho permite que los camarones tengan un buen desarrollo y salgan gorditos para disfrutarlos en las "camaronadas", comilonas que incluyen no sólo saborear camarones, también deleitarse con la sopa del cocimiento, aderezada con cebollino, ají en capi colorado y pan frito. Quienes la han probado aseguran que hay pocos manjares como este.

EL VENDEDOR DE ALGODÓN DULCE, PALOMITAS Y GLOBOS.

Por las calles se encuentra a este singular vendedor tradicional, siempre está donde hay niños cercas; en las plazas, a orillas de la playa, en los juegos, circos y escuelas.
Con su carro especial para hacer, a la vista de todos, los algodones de azúcar de color rosado, y tan solo colocando un palito y moviendo una pierna aparecen como por arte de magia estos singulares dulces, transformando la simple y sencilla azúcar en una gran nube de color rosa.
Así comienza la pegajosa aventura por comerse el algodón.
Pero para los que no quieran pegotearse, está la alternativa de comer un paquete de palomitas, también llamadas cabritas o para el gringo pop corn.
Y para el regalón de la casa le tenemos globos de diferentes tamaños y colores y pelotas inflables para multiple uso.

LA FLORISTA.

Alegrando las calles Maulinas con sus aromáticas, pintorescas y coloridas plantas y flores de temporada, aparece esta vendedora. La Florista no necesita gritar sus productos por lo llamativas que se nos presentan a nuestros ojos.
Son personas expertas en el tema, que cada mañana llegan a su ubicación en las centricas calles de la Ciudad, y con cuidado, como los de una Madre a sus Hijas, las lava con aguita hoja por hoja, para que soporten con ella todo el día.

VENDEDORES CALLEJEROS DE PRODUCTOS DE CAMPO.

Los vendedores de sus propios productos son un clásico de nuestras calles y veredas. Dedicados a ofrecer los más variados condimentos y alimentos a precios de huevo, bajos, ubicados en la vereda de diferentes calles de las ciudades de nuestra Región del Maule.
Se han convertido en "la picada" para obtener productos de nuestra tierra fresquitos.
La variedad que se puede encontrar, solamente por las mañanas, es asombrosa y comprende desde ajos, salsas de ají picantes, los infaltables huevitos de campo, el queso fresco, las gallinas ponedoras, tortillas de rescoldo, pavos, las sanadoras hiervas, etc...
Todos estos vendedores callejeros tienen algo en común; precios más convenientes que el Mercado.
Es gente sacrificada de nuestro Campo, gente rural vecina de la ciudad que diariamente traen sus mercancías que cultivan, crian o elaboran.
PROYECTO FONDART 2003
"OFICIOS DEL MAULE EN PELIGRO DE EXTINCIÓN"
SE DONÓ EN SU TOTALIDAD AL
MUSEO DE ARTE Y ARTESANÍA DE LINARES.
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